Perdonando
Dios misericordioso: Gracias por enviar a JESÚS, quien derramó toda su sangre en la cruz del calvario para que todos mis pecados fueran perdonados. Oh, Señor, Tú me enseñaste que, así como nosotros perdonamos a nuestros deudores, asimismo nuestras deudas son perdonadas. Sea tu Espíritu Santo ayudándome a tomar y permanecer en la decisión de perdonar a los que me ofenden y me han hecho mal. Tu amor fue derramado en mi corazón cuando el Espíritu Santo me fue dado, por lo tanto, Tú has hecho provisión para que yo ame a mis enemigos, bendiga a los que me maldicen, haga bien a los que me aborrecen, y ore por los que me ultrajan y persiguen. Cuando me vea en la encrucijada de tener que perdonar recuérdame el precio que Tú pagaste para que yo fuera perdonado(a) y la paz y el gozo que resultó de ese sacrificio de amor. Ayúdame a ser imitador(a) tuyo(a) como hijo(a) amado(a). Enséñame a discernir que detrás de cada ofensor y maltratante el que se mueve es el enemigo de las almas que se quiere aprovechar de cada circunstancia para robarme la paz y alejarme de Tí. Mi lucha no es contra carne y sangre, sino contra las huestes espirituales de maldad. Fortaléceme en el Señor y en el poder de su fuerza para velar al adversario y resistirle firme en la FE. En el nombre de JESÚS, AMÉN. |
Colosenses 1:14, Mateo 6:12, Romanos 5:5, Mateo 5:44, Efesios 5:1,10, 1 Pedro 5:8-9