Al que cree
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para Dios

 

Guarda la puerta de mis labios

¡Cuánto hablamos los seres humanos y cuántas palabras ociosas salen de nuestros labios! ¡Cuánto se ofende cuando se da rienda suelta a los sentimientos! "De la abundancia del corazón habla la boca." Las palabras manifiestan lo que hay en el corazón por lo que, estando apercibido(a) podemos esmerarnos en, por sobre toda cosa guardada,  guardar el corazón porque de él mana la vida." (Prov. 4:23)

Padre Santo, Dios bueno:

Guarda la puerta de mis labios; no permitas que palabra corrompida alguna salga de mi boca, sino la que sea buena para la edificación, a fin de dar gracia a los oyentes. No me dejes contristar al Espíritu Santo con el cual fui sellado(a) para el día de la redención. Ayúdame para que mis palabras sean siempre con gracia, sazonadas con sal; que sepa cómo debo responder a cada uno. Que nunca olvide que de toda palabra ociosa que hable, te tendré que dar cuenta en el día del juicio y que por mis palabras seré justificado(a) o condenado(a). Hazme saber, oh Dios, mi fin, y cuánta sea la medida de mis días; sepa yo cuán frágil soy. En el nombre de JESÚS, AMÉN.

Efesios 4:29-30, Colosenses 4:6, Mateo 12:36-37, Salmo 39:4

 

 

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