Examíname y Guárdame, Oh Dios
Desde
las primeras criaturas en el huerto del Edén, tan pronto
cayeron de la gracia de Dios, se hizo parte de la
naturaleza humana buscar justificar todos sus errores.
Mientras más se justifica asimismo el hombre, más grande
se hace la brecha que le aparta de Dios. Por tal
condición, y siendo el corazón del hombre, engañoso más
que todas las cosas, es necesario acudir al que todo lo
ve y todo lo sabe, para que nos muestre en el momento,
lo que tratamos de pasar por alto. ¿Quién podrá entender
sus propios errores? Líbrame, Señor, de los que me son
ocultos.
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LAMENTACIONES 3:40-41
Escudriñemos nuestros caminos, y busquemos, y volvámonos a
Jehová.
Levantemos nuestros corazones y manos a Dios en los cielos.
SALMO
139:23-24
Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame
y conoce mis pensamientos;
Y ve si hay en mí camino de perversidad, y guíame en el camino eterno.
SALMO 19:12-13
¿Quién podrá entender sus propios errores? Líbrame de los que me son ocultos.
Preserva también a tu siervo de las soberbias; que no se enseñoreen de mí;
entonces seré íntegro, y estaré limpio de gran rebelión.
SALMO 51:17
Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado;
al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios.
SALMO 26:2
Escudríñame,oh Jehová, y pruébame;
examina mis íntimos pensamientos y mi corazón.
JUAN 3:20-21
Porque todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a la luz
para que sus obras no sean reprendidas.
Mas el que practica la
verdad viene a la luz,
para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios.
SALMO 17:5
Sustenta mis pasos en tus caminos, para que mis pies no
resbalen.
SALMO 25:20-21
Guarda mi alma, y líbrame; no sea yo avergonzado, porque en
tí confié.
Integridad y rectitud me
guarden, porque en tí he esperado.
SALMO 141:8
Por tanto, a Tí, oh Jehová, Señor, miran mis ojos;
en Tí he confiado; no desampares mi alma.
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