|
Tú y sólo tú, eres responsable de tus actos y forjador/a de tu futuro y tu… destino. Si así no fuera, ¿qué pensaríamos del Creador, quien nos dio el libre albedrío? A nada ni a nadie podrás culpar de tus equivocaciones, errores y malas decisiones y, por ende, de las consecuencias que le siguen, aunque tu corazón intente justificar tus estilos atribuyendo a otros la responsabilidad que solo a ti compete. Esta aseveración lo incluye todo, hasta… la salvación del alma. Te salvas o te condenas porque así lo has decidido. Ante Dios, por esto y por todo, no hay justificación que valga. Te enfrentarás a Él un día para darle cuenta por TUS actos, no para juzgar a los demás. Muchos piensan que su futuro está escrito y determinado, optando, ante esta engañosa y cómoda idea, por dar rienda suelta a todo lo que se le antoja… la entronización del ego a la máxima potencia. “No importa lo que haga... lo que será, será. -Come, bebe, disfruta, deléitate, haz todo lo que desees hacer porque… algún día, morirás.” La muerte, según su criterio, es… el eterno descanso, que recibirán después de cansarse de dar gusto a sus pasiones. Para los que así piensan, de ahí en adelante lo que le espera, sí, es eterno, pero se asombrarán al descubrir que el descanso brilla por su ausencia; pasarán la eternidad tratando de alcanzarlo y jamás lo lograrán. Pudiendo disfrutar de la vida abundante que Jesús le ofreció, prefirieron malgastar su existencia según los manejó… su propio corazón. Otra vez cito uno de mis versos preferidos; reitero su importancia, su profundidad y la necesidad de recibir de parte de Dios, la revelación de la sabiduría y la enseñanza que esta porción bíblica encierra: “Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?” Jer. 17:9 No te engañes a ti mismo/a permitiendo que el corazón te marque el sendero por donde has de caminar. Hay camino que al hombre le parece derecho; pero su fin es camino de muerte." Prov.14:12. Echa mano hoy, del principio de la sabiduría, que es el temor de Dios, y decide cambiar de rumbo poniendo tu futuro en las manos del Señor. Te estarás dando a ti mismo/a la oportunidad y garantía de una vida plena, hermosa y placentera, desde ahora y por toda la eternidad. Fíate del Señor de todo tu corazón, Reconócelo en todos tus caminos, No seas sabio en tu propia opinión; porque será medicina a tu cuerpo, y Por: Zaida C. de Ramón Julio 2006
|
