¡No la dejes Pasar!
La
bendición pasó por tu lado, y no la advertiste; Se cruzó en tu camino, y
desviaste tu andar; Tocó a tu puerta, la entreabriste, te asomaste, y la
volviste a cerrar. Sutilmente, volvió a tocar, y en esta ocasión, la
echaste fuera con palabras que jamás debiste pronunciar. Mas, ¿sabes
qué? No se ha ido; aún te está esperando pacientemente... en el
umbral, cual
pajarito posado en tu ventana buscando alegrarte con su cantar.
¿En cuántas ocasiones has estado esperando una bendición
especial?
Pasan los días, los meses y los años y eso que, en un principio te
mantenía a la expectativa, se ha convertido en un sueño sin realizar,
tornándose la emoción y excitación de la espera en desánimo y
resignación. A veces esperamos que el regalo nos llegue a las manos
como en bandeja de plata. "¿No te he dicho que si crees, verás la gloria
de Dios?" (Juan 11:40)
El ser humano es especialista forjando y diseñando sus
proyectos conforme a sus propias ideas, intereses y hasta caprichos,
olvidando o ignorando que nuestra mente no es como la de Dios;
sus propósitos
difieren de los nuestros;
sus pensamientos no son como nuestros pensamientos... Los
suyos son más Altos y, por lo tanto, más convenientes y de la más
completa garantía para nuestra seguridad, aunque no lo entendamos.
Nos sentamos a esperar a que Dios nos bendiga de tal o
cual manera y, en esa espera futura dejamos pasar lo hermoso y valioso del
momento presente. No desperdiciemos el tiempo esperando lo que habrá de
llegar; no desaprovechemos la oportunidad de hoy, y echemos mano de la
bendición que ya llegó, la que está ante ti y ante mí, AHORA. Este es el
día que hizo el Señor para que nos gocemos y alegremos en él. Este puede
ser el día de la mayor y más valiosa de las bendiciones... ¡No la dejes
pasar!
Hay bendición oculta en la crisis de hoy, en la necesidad, en el esfuerzo, en el
problema que te quiere robar el sueño... aunque tu mente se niegue a
aceptarlo. El Dios que no cambia dice: "Yo te doy los tesoros escondidos
y los secretos muy guardados, para que sepas que YO SOY Dios." (Isaías
45:3) Cosas inimaginables tiene nuestro Dios hoy para los que le aman.
(1 Corintios 2:9)
Desvía tu mirada del
obstáculo y busca tu tesoro en
el Amado Salvador, la mayor y más valiosa bendición siempre presente;
deléitate en Él Hoy y Ahora...
¡JESÚS es tu Bendición
y mi
Bendición!
Nuestro Dios no es un
Dios de ayer ni de mañana... es el Dios de HOY, el Hoy eterno. Su
calendario no es como el nuestro. Él no le
dijo a Moisés: Yo soy el que fui, o el que seré; Dios dijo a Moisés: YO
SOY EL QUE SOY. Descansemos en Él y recibiremos la revelación del cielo
para conocerlo. “Estad quietos, y
conoced que YO SOY Dios.” (Salmos 46:10)
[En cierta ocasión,
Un campesino y su
hijo caminaban juntos en un día de verano, y el padre le dijo al
muchacho:
-Hijo, recoge esa herradura que está tirada a la orilla del
camino.
-¡Bah!
...-respondió el chico-, no merece la pena agacharse, pues eso no vale
ni dos pesetas.
El padre la cogió y
se la echó al bolsillo. En la primera aldea que encontró la vendió por
cinco pesetas, con lo cual compró una cantidad de cerezas.
El país pasaba por
una sequía y el calor era insoportable. El muchacho abría la boca para
aspirar aire que aliviara la sequedad de su garganta. El padre,
entonces, dejó caer descuidadamente una cereza. El muchacho enseguida se
dobló y la recogió con tanto afán como si hubiera sido oro y se la llevó
a la boca. Luego, el padre fue dejando caer otra y otra las cuales el
muchacho recogía con celeridad. Al acabarse todas, el padre se volvió
hacia su hijo sediento y le dijo:
-Si te hubieses
agachado una sola vez para recoger la herradura no hubieras tenido que
agacharte más de veinte (20) veces para recoger las cerezas. Recuerda el
dicho que dice:
Muchas veces la pereza
o el orgullo o el capricho
suelen privar a las gentes
de seguros beneficios.]
Historia de: Anécdotas e
Ilustraciones
El reino de los
cielos lo arrebatan los esforzados, los atrevidos
y los valientes...
¡Mira! "He aquí ahora
el tiempo aceptable; he aquí ahora el tiempo de salvación." (2 Corintios
6:2)
Yo estoy a la puerta y llamo;
si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con
él y él conmigo. (Apocalipsis 3:20) |
Por: Zaida C. de Ramón
Julio 2015
Todo lo puedo "en Cristo"
Dice
Charles Swindoll en uno de sus artículos: "Mientras más
tiempo pasa, más me convenzo del efecto que tiene la actitud en la
vida. La actitud, para mí, es más importante que los hechos, más
importante que el pasado, que la educación, que el dinero, que las
circunstancias, que los fracasos, o el éxito, que lo que otras personas
piensan, dicen o hacen. Es más importante que la apariencia, los
atributos, o talentos. Lo interesante es que todos los días tenemos que
elegir la actitud que hemos de asumir durante ese día.
No podemos cambiar
el pasado. Tampoco podemos cambiar el hecho de que las personas
actuarán de cierta manera. Lo único que sí podemos hacer es jugar con
la única carta que poseemos, y eso es, la actitud ante cada
circunstancia. Estoy convencido que la vida es 10% lo que me sucede a
mí y 90% cómo reacciono ante ello. Todos estamos en control de
nuestras actitudes." (Charles Swindoll)
Definitivamente,
no es la circunstancia con la que esté lidiando en el momento, lo que
controla mi vida, sino, la actitud que asuma ante ella. Y la pregunta
es: ¿Cómo tomar autoridad sobre cada situación, y salir airoso/a?
¿Estamos siempre preparados para tomar la actitud correcta ante la
adversidad del momento? ¿Será suficiente el fundamentar cada actitud en
pensamientos positivos y frases leídas y aprendidas salidas de cabezas
humanas?
"Transfórmense por
medio de la renovación de su mente, para que comprueben cuál es la
voluntad de Dios, lo que es bueno, agradable y perfecto." (Romanos
12:2
RVC)
Dice la Biblia que
los pensamientos salen del corazón; y el corazón es purificado por medio
de la fe; y la fe viene por el oir la Palabra de Dios. (Mateo 12:35,
Hechos 15:9, Romanos 10:17) ¿Cuál debe ser, entonces, el primer paso que
se debe tomar? -Renovar nuestra mente con la Palabra de Dios para que
cada actitud sea conforme a Su perfecta voluntad. Y esto, de día en día.
Según alimentamos el cuerpo, también nuestro espíritu debe ser nutrido.
Si dejas de comer un día, tu cuerpo se debilita, asimismo pasa con el
espíritu. No es una vez a la semana; es todos los días...
Esgrimiendo,
entonces, la espada del Espíritu, que es la Palabra de Dios, y tomando
firmemente el escudo de la Fe, podemos adoptar la actitud precisa para
apagar todos los dardos de fuego que el maligno tira a la mente buscando
desviar nuestra mirada de Jesús, el autor y consumador de nuestra Fe.
Pero, ¿realmente
alimentamos nuestro espíritu como hacemos con el cuerpo físico? Si la
contestación a esa pregunta no es en la afirmativa, pues ahí está la
razón por lo cual no siempre asumimos la actitud correcta conforme a la
Palabra de Dios ante cada circunstancia.
Si un cuerpo débil
se enfrenta ante su adversario, éste será noqueado antes de comenzar la
primera ronda. Asimismo, un espíritu débil jamás podrá salir airoso ante
las provocaciones y acechanzas de las huestes espirituales de maldad.
"Por tanto, tomen
toda la armadura de Dios, para que puedan resistir en el día malo, y
habiendo acabado todo, estar firmes. (Efesios
6:13)
No hay otra
salida... “Fortalézcanse en el Señor, y en el poder de su fuerza.” Y
estaremos preparados para, en Fe y con autoridad, confesar sin temor
alguno: “Todo lo puedo "en Cristo" que me fortalece”. (Efesios 6:10,
Filipenses 4:13)
Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto,
todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen
nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad.
(Filipenses 4:8)
Por: Zaida C. de Ramón
Junio 2015
Las Palabras no me Alcanzan
El
día en que el velo que cubría mi corazón fue quitado al toparme con
Aquel que anhelaba mi alma, mis ojos espirituales fueron abiertos y
comencé a ver y a disfrutar de aquello que hasta entonces había estado
oculto, el maravilloso y real mundo de la Fe. Salí de la mentira al
conocer la Verdad; las sendas equivocadas que me tenían extraviada y
confundida desaparecieron al llegar al verdadero Camino; las tinieblas
se desvanecieron al instante al llegar la Luz a mi vida. ¡JESÚS llegó,
me deslumbró y se adueñó de mi corazón!
Al encontrarme de
improviso en otro mundo, no me sentí fuera de lugar, todo lo contrario,
todo mi ser: espíritu, alma y cuerpo, vivió la experiencia de haber
llegado a casa… como el pecesito que entra al agua para disfrutar del
ambiente perfecto conforme a lo que el Creador había dispuesto para su
mayor deleite. Y lo más hermoso… comencé a advertir los brazos tiernos
de mi Amante Salvador rodeándome y sus manos fuertes y seguras,
dirigiéndome y protegiéndome. Mi Padre Celestial me encomendó al Buen
Pastor y de su mano nadie me arrebatará. ¡Te adoro, Admirable!
El Espíritu Santo, el
responsable de esta historia, quien se dio a la tarea de preparar el
encuentro entre Jesús y mi persona, continuó lo que comenzó en aquel día
inolvidable, y así ha estado desde entonces, revelándome, enseñándome,
dirigiéndome, redarguyéndome, alertándome, fortaleciéndome, y
provocándome a adorar y glorificar al único merecedor de toda gloria,
honra y alabanza: Jesucristo el Señor. ¡Cada día le amo más!
¿Ha sido todo “peaches
and cream” como dice el anglosajón, o todo color de rosa como decimos
los hispanos? Pues… ha sido una aventura sumamente interesante desde el
momento mismo en que comencé a proclamar a los cuatro vientos que mi
conversión a Cristo no se dio en el aire, ni en la arena, sino sobre la
Roca, y que no entré al ejército espiritual a jugar sino a guerrear,
revelándome el Espíritu Santo de Dios que mi lucha no es contra la gente
ni contra las circunstancias, sino contra las huestes espirituales de
maldad que están detrás. Y como el que está en mí es mayor que el que
está en el mundo, confieso de día en día que por Jesús soy más que
vencedora. Vivo en VICTORIA porque permanezco en la Fe del Hijo de Dios…
Mi vida en el Señor se
da naturalmente. El seguir renovando mi entendimiento por medio de la
Palabra, el mantener mi amistad en una relación personal e íntima con mi
Dios, y el hablar de sus bondades y grandezas, es mi vida… Todo lo hace
Él desde el principio hasta el final. No practico una religión; vivo… la
Vida. “Jesucristo en mí, la esperanza de Gloria.”
“Hay momentos, que
las palabras no me
alcanzan para decirte lo que
siento, por Ti, mi buen Jesús. Yo te agradezco por todo lo que has
hecho, por todo lo que haces, por todo lo que
harás...”
Así canta el corazón
agradecido por la
misericordia, fidelidad e inmensidad del amor de Dios.
“Las palabras
no me alcanzan para decirte lo que siento, por Ti, mi buen Jesús.”
Los que hemos vivido
la experiencia de encontrarnos con el Admirable seguimos caminando con
Él de la mano, gozándonos en su compañía, en su amistad y en su amor, e
instando a tiempo y fuera de tiempo para que otros también puedan ser
bendecidos.
Si tu
alma está sedienta, ven a Él y bebe de la fuente de agua que salta para
vida eterna. Quien quiera conocer el verdadero amor, haga la paz con
Dios y entre en amores con el Amado.
“Bajo la sombra del
Deseado me senté, y su fruto fue dulce a mi paladar.
Me llevó a la casa del banquete y su bandera sobre mí fue Amor.” Cant.
2:3-4
Por: Zaida C. de Ramón
Mayo 2015
Padre, Perdónalos...
Venida
la mañana, todos los principales sacerdotes y los ancianos del pueblo
entraron en consejo contra Jesús para entregarle a muerte. Y le llevaron
atado y le entregaron a Poncio Pilato, el gobernador. (Mateo 27:1-2)
Fueron los religiosos, aquellos que se vanagloriaban por los vastos
conocimientos que habían adquirido, los que confesaban con su boca que
amaban a Dios por sobre todas las cosas, quienes llevaron al Hijo de
Dios hasta la muerte y muerte de cruz. "Y Pilato les respondió diciendo:
¿Quieren que les suelte al Rey de los judíos? Porque conocía que por
envidia le habían entregado los principales sacerdotes." (Marcos
15:9-10)
Sí, fue la envidia, "la carcoma de los huesos" (Proverbios 14:30) lo que
el diablo sembró en el corazón de los que se consideraban más buenos y
santos que el resto del pueblo. Veían en Jesús lo que ellos no tenían y
deseaban tener; intentaban llegar a Dios, no por el camino de la
mansedumbre y humildad que emanaba de Jesús, sino, por la ruta del
salmón, nadando en contra de la corriente; mientras más se esforzaban en
buscar a Dios, más se alejaban. En vez de reconocer su naturaleza
pecaminosa, arrepentirse y humillarse ante Dios, se justificaban a sí
mismos cual Adán cubriéndose con hojas de parra, sin querer reconocer en
Jesús al Cordero de Dios que quita los pecados del mundo. ¡Si hubieran
entendido que Aquel a quien ellos crucificaron permitió que lo llevaran
cual oveja al matadero por amor a ellos! ¡Cuán grande el Amor de Dios!
Y como entonces, así también ahora. Todo aquel o aquella que ha decidido
seguir a Cristo también sufrirá persecución. "Porque si en el árbol
verde hacen estas cosas, ¿en el seco, qué no se hará?" (Lucas 23:31)
Mas... "Bienaventurados son cuando por mi causa los vituperen y los
persigan, y digan toda clase de mal contra ustedes, mintiendo. Gócense y
alégrense porque su galardón es grande en los cielos..." (Mateo 5:11-12)
Cuando se ha llegado al camino que lleva al Padre y se ha recibido la
revelación de Quién es la verdad, es imposible no realizar que en eso
nos va la vida. Quien se ha encontrado con Jesús en el camino jamás
cambiará la miel por el ajenjo; el que mira para atrás no le ha visto ni
le ha conocido. Y quien ha salido de las tinieblas para disfrutar de la
luz admirable jamás añorará ni el mejor momento que pudo haber
disfrutado en el engañoso mundo. En la vida del seguidor de Cristo todo
ha sido hecho nuevo. Y, ¡Qué deleitable es vivir en amistad y en la
presencia del Dios Todopoderoso! No hay nada ni nadie que pueda apartar
a los hijos de Dios de Su amor.
"¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o
persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? Como está
escrito: Por causa de ti somos muertos todo el tiempo; Somos contados
como ovejas de matadero. Antes, en todas estas cosas somos más que
vencedores por medio de aquel que nos amó." (Romanos 8:35-37)
"He visto a gente malvada y despiadada florecer como árboles en tierra
fértil. Pero cuando volví a mirar, ¡habían desaparecido! ¡Aunque los
busqué, no pude encontrarlos! Miren a los que son buenos y honestos,
porque a los que aman la paz les espera un futuro maravilloso." (Salmos
37:35-37 NTV)
"Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen." (Lucas 23:34) Los que
crucificaron a Cristo, ¿no sabían lo que hacían? Sí, sabían lo que hacían
físicamente, mas espiritualmente estaban ciegos; en esa dimensión
desconocida para ellos no sabían lo que hacían y mucho menos lo que les
esperaba. ¡Si hubieran sabido lo que era JESUCRISTO para su Paz jamás lo
hubieran crucificado! Mas lo que estaba escrito tenía que suceder; si
así no hubiera ocurrido, tú y yo no lo hubiéramos conocido ni tendríamos
esperanza alguna. ¡Alabado y Exaltado sea el nombre de Jesús por siempre
y siempre!
"En el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los
cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua confiese
que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre." (Filipenses
2:10-11)
Siendo Dios muy bien podía
evitar aquel suplicio;
mas acepta el sacrificio
con estoica valentía.
Quien a la cruz le sujeta,
no son los clavos punzantes.
Es su Amor, Su Amor triunfante,
quien logra que allí esté quieta
Su incomparable figura.
Aquel cuerpo inmaculado,
que carga con el pecado
de las humanas criaturas.
No existe razón más fuerte.
Es ese Amor escondido
en la cruz, que reverente,
hasta el más indiferente
la contempla conmovido.
Versos del Poema: El Amor Crucificado
de Daniel Nuño
Por: Zaida C. de Ramón
Abril 2015
Y... lo Damos por Hecho
"Que todo lo que soy alabe al Señor; con todo el corazón
alabaré su santo nombre. Que todo lo que soy alabe al Señor; que nunca
olvide todas las cosas buenas que hace por mí. Él perdona todos mis
pecados y sana todas mis enfermedades. Me redime de la muerte y me
corona de amor y tiernas misericordias. Él colma de bienes mi vida y me
rejuvenece como a las águilas." (Salmos
103:1-5)
Estamos tan
acostumbrados a tomar las cosas "for granted" como dice el anglosajón, o
como decimos los hispanos, "dar por hecho"o "dar por sentado", que no
realizamos que eso que, durante toda nuestra vida nos ha llegado como
bendición, lo subestimamos y no lo valoramos. Las bendiciones
espirituales, físicas y materiales las tomamos como si nos las
mereciéramos...
La salvación del
alma, la salud de nuestro cuerpo, cada necesidad suplida, el sol que nos
alumbra y calienta, la luna y las estrellas que adornan el firmamento en
la noche, el oxígeno que respiramos, la lluvia que mantiene con vida las
plantas que nos dan su alimento, la brisa que nos refresca, y cada
persona que ha sido instrumento de bendición en nuestras vidas... todo
eso y más debiera mantenenernos en actitud de agradecimiento hacia un
Dios que no se cansa de bendecir. ¡Cuántas acciones de gracias de lo más
profundo de nuestro ser debieran manifestarse en nuestras vidas cada
mañana al despertar!
En cierta ocasión
meditaba en algo tan simple como un exquisito plato de comida que, como
obsequio, alguien puso en la mesa de una familia. En un santiamén se
devora el manjar y se da las gracias acostumbradas por cortesía, sin
profundizar en el valor real y justo que tal obsequio merece que se le
dé, pasando por alto el esmero, el esfuerzo y el tiempo que le tomó a la
persona que lo confeccionó para agradar el paladar de los comensales. Y
sobre todo eso, el Dios de amor siempre dispuesto a usar a quien se
deje usar para bendecir, no por mérito alguno, sino, por gracia...
Y es que cuando
nuestras necesidades son suplidas de día en día pasamos por alto el
valor que tiene tan grande bendición. Nadie valora tanto un plato de
comida como esa persona que en algún momento careció de ella. Cuando
nuestra salud es afectada, ¡Cuánto la valoramos cuando la disfrutábamos!
Quienes han perdido su trabajo, ¡Cuán bendecidos piensan que fueron
cuando lo tenían! Todo lo que nos llegó como bajado del cielo, y que en
su momento no lo apreciamos justamente, ¡Cuánto valor le damos
entonces!
¿Quién está detrás de
cada bendición que tomamos por hecho como si la hubiéramos ganado? - El Padre
Celestial, el Creador de todo lo creado, el Dios Soberano quien no hace
nada que no suponga bienestar para sus criaturas; el Dios a quien muchos
le adjudican los sufrimientos, las crisis, los problemas, e infinidad de
males; Aquel que todo lo creó para buenos y malos, para los que creen en
Él y para quienes lo niegan, para quienes se deleitan en su presencia y
los que lo ignoran, para aquellos que reconocen su necesidad y para los
pre-potentes, para los humildes y para los soberbios y orgullosos... "El sol que Dios creó sale para todos."
No ha conocido el
amor verdadero quien concibe a Dios como un Dios castigador. Dios no
quiere el mal para sus criaturas; sus pensamientos son de paz y no de
mal. "Porque yo sé muy
bien los planes que tengo para ustedes —afirma el Señor—, planes de
bienestar y no de calamidad, a fin de darles un futuro y una esperanza."
(Jeremías 29:11 NVI)
Desde antes que
fuéramos concebidos ya el Dios Soberano había diseñado su plan perfecto
para bendecirnos completa y totalmente en todas las áreas de nuestras
vidas, una vida en abundancia. ¡Y pensar que vivimos cada día recibiendo
y recibiendo sin realizar que detrás de cada dádiva hay un Dador que no
cesa de colmarnos de sus bondades y beneficios! -¿Acaso porque nos
considera buenos? ¿Acaso lo merecemos? ¿Acaso quien más recibe es porque
hizo algo para ganarlo? -Jamás ser humano alguno será merecedor del amor de Dios el
cual es manifestado para que sepamos que cuando no lo amamos a ÉL, Él
nos amó a nosotros con el propósito de acercarnos a Él... Para eso envió
a Jesucristo, su Amor personificado.
Dispongamos nuestros
corazones para ver en todo tiempo y dondequiera que miramos, la mano
dadivosa del Dios de Amor Quien, desde el principio hasta el fin, ha
estado, está y estará bendiciendo sobremanera a todas sus criaturas. El
Padre Celestial no puede hacer otra cosa que amar porque Dios es AMOR...
''
"Nosotros hemos
llegado a saber y creer que Dios nos ama. Dios es amor. El que permanece
en amor, permanece en Dios, y Dios en él." (1 Juan 4:16 NVI)
Por: Zaida C. de Ramón
Marzo 2015
¿Aún hay Esperanza?
Un
locutor de Chicago lleva su micrófono a la estación central de
ferrocarriles y pregunta a diferentes personas su opinión sobre temas de
importancia. La pregunta de cierta semana fue: ¿Quién o qué cree usted
que es la esperanza que le queda aún a este mundo?" Recibió las
siguientes respuestas…
Un soldado del
estado: -"No sé; no tengo ni la menor idea."
Un contable: "Un
buen presidente."
Un ingeniero: "Un
renacer de la espiritualidad."
Un vendedor
ambulante: "Hacer lo que es debido."
Un médico y otras
personas: "La paz." (La mayoría de los que contestaron así no tenían la
seguridad de que fuera posible conseguirla.)
Una enfermera
jubilada: "Esa es una pregunta demasiado difícil para mí."
Un estudiante de
derecho: "Un buen gobierno."
Otro estudiante de
derecho: "Educar a la gente."
Un operador de
computadoras: "Necesitamos a Dios. El hizo al mundo y El lo mantendrá en
marcha."
La de un empleado
de ferrocarriles fue, sin duda, la más exacta y decidida: "La esperanza
del mundo es que las personas se hagan todos hermanos, creyendo en el
Señor Jesucristo."
El apóstol Pablo
se refirió a esa esperanza como el misterio revelado a los gentiles:
"Cristo en ustedes, la esperanza de gloria." (Colosenses 1:27) Y es que
es Cristo y sólo Cristo la solución a un mundo en crisis, a una sociedad
maltrecha, a hogares disfuncionales, a familias desorientadas, a
personas confundidas cuyo fundamento de vida, para una gran mayoría, es
la religión vana con sus huecas sutilezas según las tradiciones de los
hombres.
“Cristo es la
piedra viva, desechada por los hombres, mas para Dios es escogida y
preciosa. (1 Pedro 2:4) Esa es la salida; en eso estriba la esperanza…
"Porque en Cristo Jesús no son las buenas obras lo que cuenta; sino una
nueva creación."
No habrá paz, no
habrá sosiego, no habrá victoria alguna hasta que cada cual, personal e
individualmente reconozca a Jesucristo como su Salvador. "Arrepentíos,
porque el reino de los cielos se ha acercado." Eso dijo Jesús cuando
comenzó a predicar. (Mateo 4:17) "Bienaventurados los pobres en
espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos; Los que tienen
hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados; Los de limpio
corazón, porque ellos verán a Dios." (Mateo 5)
¡Levantemos en
alto el nombre que es sobre todo nombre; exaltemos al Salvador del
mundo, Jesucristo el Rey, Dios y Señor! El que bajó del cielo para que
tú subieras; quien se hizo pobre para que tú te enriquecieras; quien
murió para que tú vivieras… ¡No hay quien lo iguale; no hay otro como
El!
En El tenemos un
Amor que nadie puede cuestionar; una vida que jamás morirá… una paz más
allá de toda comprensión… un descanso que nada ni nadie puede perturbar…
un gozo que ninguna adversidad mengüará… una esperanza que jamás será
defraudada… una gloria que las tinieblas más densas jamás podrán
empañar… una luz que nada ni nadie puede opacar… una fortaleza que nunca
será debilitada… una pureza que no se puede manchar… una belleza que
jamás se marchitará… una sabiduría imposible de ser confundida… recursos
que jamás se agotarán… una amistad con Dios el Padre que nadie puede
tronchar… una vida junto a El por toda la eternidad.
“El Dios de
esperanza les llene de todo gozo y paz en el creer, para que abunden en
esperanza por el poder del Espíritu Santo.” (Romanos 15:13)
No hay otro nombre
en la tierra
tan poderoso y sublime,
como el nombre del Ungido.
El Mesías prometido...
Jesucristo el que redime.
Nombre que ofrece
a los hombres
vida eterna y redención,
consuelo a los afligidos,
y al que llora arrepentido,
las delicias del perdón.
No hay para el
hombre extraviado
otro nombre más hermoso,
ni con tantas garantías.
Sólo en Jesús, el Mesías,
las almas hallan reposo.
No busquéis otros
recursos,
porque no hay más solución
que la que Dios ha provisto.
Sólo en el nombre de Cristo
se encuentra la salvación.
Versos del
poema: No hay otro Nombre
Daniel Nuño
Por: Zaida C. de Ramón
Febrero 2015
Dale la Mano
“Encomienda al Señor
tu camino; confía en Él; y Él hará.” Salmo 37:5
¿Cuántas veces has
tomado decisiones que, en vez de ayudarte a avanzar, te han detenido?
Luego, cuando enfrentas los resultados que en nada son los que
esperabas, ¿no te detienes a realizar que han sido producto de tu propio
juicio tomado a la ligera y sin buscar la dirección de quien sabe mejor
que nosotros lo que nos conviene? Dice la Biblia que: “Es necio quien
confía en su propio corazón; mas el que camina en sabiduría será
librado.” (Proverbios 28:26) De muchas aflicciones nos libra el Señor
cuando permitimos que Él nos dirija.
Desde el principio el
ser humano se ha considerado independiente y autosuficiente, sin sentir
la necesidad de la guianza de su Creador para subsistir. Así es su naturaleza...
Mueven su propio brazo, o
buscan el apoyo de sus congéneres, mas a Dios ignoran. Mejor es confiar
en Dios que confiar en el hombre...
Yo he vivido la
realidad de que, separados del Señor, nada podemos hacer... Mas, tal
entendimiento no llegó a mi corazón por arte de magia ni por esfuerzo
propio alguno ni de nadie... El amor de Dios se manifestó a mí en una
experiencia personal y única de justificación por la fe en Jesucristo;
sacándome el Señor de las tinieblas y plantándome en su luz admirable,
moviéndome del mundo natural al mundo de la fe. Mis ojos se abrieron y
entonces comprendí que, “La justicia de Dios es revelada por fe y para
fe, como está escrito: El justo por la Fe es que vivirá.” (Romanos 1:17)
No es lo que vea, sino lo que crea... Y al igual que yo, todos aquellos
que han sentido la necesidad imperiosa de que el Dios del cielo les
dirija.
Por tanto, para poder
confiar en Él, debemos dejar de confiar en nosotros mismos o en los
demás... considerando al ser humano un ente inútil y desprovisto de
poder para hacer la diferencia entre el vivir y el mero existir.
Es imposible, para el
pámpano que brota del árbol, poder permanecer con vida si es separado
del tronco y privado de la savia que lo sustenta. Así mismo, el ser
creado por Dios no puede vivir separado de su Creador. Existe, pero no
vive la vida victoriosa y abundante que Dios proveyó a través de su Hijo
Jesucristo. “Confía en el Señor de todo tu corazón, y no dependas de tu
propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos y Él enderezará tus
veredas.” (Proverbios 3:5-6)
Cada decisión tomada
es como una semilla sembrada; la calidad de cada una determinará los
frutos que habrán de segarse en su tiempo; serán buenos o serán malos.
Estos no se ven inmediatamente; tiene que pasar un tiempo considerable,
a veces bastante largo, antes de ver los buenos resultados o... las
consecuencias. Conforme a la semilla que se siembra, así son los
frutos que se recogen, pues, “Todo lo que el hombre sembrare, eso
también segará.” (Gálatas 6:7) Si es el Príncipe de Paz quien te dirige,
tus frutos serán dulces como la miel...
Lo interesante es que
en Cristo no hay que esforzarse para producir buen fruto; se da
naturalmente si permanecemos en Él... Él es la simiente incorruptible;
Cristo es la semilla. “El fruto: Cosas buenas, rectas y verdaderas
(bondad, justicia y verdad).” (Efesios 5:9)
Al comienzo de un
nuevo año, detente; haz un alto y enfréntate a una evaluación sincera de
los frutos que hasta ahora has segado. ¿Hay anhelo de un cambio de
semilla, o prefieres seguir como hasta ahora, valiéndote de ti mismo/a,
aún viendo que los frutos recogidos, más que endulzar tu vida, la han
amargado?
Dice el apóstol Pablo
en su carta a los Romanos que “todos los que son guiados por el Espíritu
de Dios, éstos son hijos de Dios.” (8:14) Y, son hechos hijos de Dios,
aquellos que creen de corazón en el nombre de Jesucristo y lo confiesan
con su boca para salvación. (Juan 1:12) (Romanos 10:9-10)
De manera que, si aún
no te has rendido ante los pies del Admirable Príncipe de Paz, y deseas
darle las riendas de tu vida... “He aquí ahora el tiempo aceptable; he
aquí ahora el día de salvación.” (2 Corintios 6:2)
Enfréntate al nuevo
año con un espíritu nuevo, una mente nueva y un nuevo corazón... lo que
realmente vale: No un nuevo año sino, una nueva creación... mirando
hacia un futuro lleno de gloria y esperanza. Son los valientes, osados y
atrevidos quienes arrebatan el reino de los cielos...
“... el que siembra
para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna.” (Gálatas 6:8)
Por: Zaida C. de Ramón
Enero 2015
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