Cuando mencionamos el término amistad pensamos
en la relación que se establece entre dos personas afines en
intereses e ideas, y que se conocieron en la escuela, en el
trabajo, en el vecindario, o cualquier otro lugar, pero que no
tienen parentesco alguno entre sí. Hacemos diferencia entre las
amistades y los familiares considerando cada relación
completamente aparte una de la otra.
¿Qué cualidades deben de manifestarse en esa
relación de amistad que la distinguen de cualquier otra? No es lo
mismo tratar con alguien esporádicamente, que
establecer una relación de amistad la cual nace y se fortalece
con el trato. En este caso,
hay ciertas características, propias de la relación. Algunas de
ellas:
Y muchas otras que son indispensables para que
la relación permanezca y se enriquezca a través del tiempo.
¿Es posible que en el hogar, aparte de la
relación familiar entre los miembros, se pueda establecer
también una relación de amistad? ... No solamente es posible, sino
...
necesaria. Precisamente los choques que se producen en muchas
familias es porque se consideran padres, hijos, hermanos, pero no amigos,
pues hay brechas de diferentes naturalezas que lo impiden. No pueden concebir que esto
suceda en el ámbito familiar; se hacen distinciones y se erigen barreras que entorpecen
las buenas relaciones.
¿Sabes
cuál es el factor principal para mantener cualquier relación en
óptimas condiciones, haciendo que esta sea cada día más sólida
y estrecha? El reconocer que cada persona es única, con
personalidad propia, con sus virtudes y defectos y con necesidades
similares, propias y características de todo ser humano. Respetar
esa individualidad es vital para la armonía tan necesaria en
cualquier relación, sea en la familia o fuera de ella..
Como
no somos perfectos, a veces fallamos, pero el reconocerlo y saber
pedir perdón y perdonar en su momento, es necesario e
indispensable para enmendar cualquier ofensa o malentendido,
restaurando y afirmando de esta manera las buenas relaciones. Son
pocos los seres que no se derriten y tiran sus armas ante un
perdón sincero y honesto. Es esto lo único que va a preservar la
relación de amistad a través de los años, ya sea en la
familia o fuera de ella, manifestando así el valor que, para cada
uno, tiene la misma.
Hay que romper el hielo y comenzar a fomentar
una relación de amistad entre padres e hijos y entre hermanos. No
hay sentimiento más hermoso que el que produce el saber que
nuestros hijos son nuestros mejores amigos ... Una relación que se
distingue por todas las cualidades mencionadas, resumiendo estas
en dos ingredientes básicos y fundamentales: amor y unidad.
¿Quieres hacer de tu núcleo familiar uno
digno de disfrutar y de imitar? Gánate la confianza de tus hijos
y haz de ellos tus mejores amigos. Estarás propiciando ese mismo
sentimiento entre ellos. No tendrás que temer cuando están afuera, pues, todo lo que hagan será para contigo sus
confidencias. Convierte tu hogar en un club de amigos donde Cristo
sea el centro y vivirás la diferencia.