No hay bonanza, no hay sosiego, tampoco libertad de espíritu para el que no ama… No hay descanso para el que guarda rencor o alimenta la amargura. No existe la paz para el que odia a sus semejantes.¿Tienes claro el concepto? Si deseas el bien para tu prójimo, si te alegras por las bendiciones que éste haya recibido, si disfrutas compartiendo tu alegría y felicidad… eso podría ser algunos indicativos de que andas en amor. Si por el contrario te alegras por sus desgracias, maquinas para dañar y obstaculizar su tranquilidad y esperas que sea lo peor lo que le ocurra, si te sientes miserable y así quieres que se sientan los demás, entonces… ya tú sabes que ese sentimiento encierra odio aunque tú no te atrevas a aceptarlo. Se ama o se odia; no hay términos medios, y el AMOR es... para con todos. “El amor nunca deja de ser.”

Amar a quien  secunda y apoya tus posiciones, el  que se constituye en tu colaborador, aquel de quien recibes algo que te agrada y con quien no tienes desacuerdos de mayor importancia es… NO amar. Como dirían en mi pueblo: “Así cualquiera.” El amor verdadero no tiene condiciones, ni hace acepción de personas… o amas a todos, o no amas a nadie y… el no amar es odiar, aunque se vea feo y se oiga mal.

“El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad.” 1 Corintios 13:4-7

El que resiste este mandamiento a Dios resiste. Es ese el amor perfecto que Dios ha derramado en el corazón de aquellos en quienes mora el Espíritu Santo de Dios al abrir su corazón a Jesús. Es el descubrimiento de ese amor y la paz que resulta, lo que provoca a los hijos de Dios a permanecer en él. El que permanece en Amor, permanece en Dios porque Dios es AMOR

Hay quien ha vivido toda su vida justificando su falta de amor e ignorando o restando importancia a tan engañoso y peligroso hábito. Mientras más tiempo pasa, más éste se entroniza y más daño hace a quien lo sustenta. “Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios.” Mateo 5:8

Si un día tomaste la decisión de odiar en vez de amar, aún sin razonar que lo estabas haciendo, sabe que, no importa las razones de las que te has valido para justificar tal sentimiento, estás caminando por un sendero peligroso en el cual, si a tiempo no cambias de ruta, te perderás eternamente. Mientras más transites en esa dirección, más densas serán las tinieblas que te segurirán envolviendo. Dios no puede negarse a sí mismo, por lo que, depende de ti el que te decidas a cambiar tu oscuridad por la luz admirable. En tus manos está tu futuro… En la balanza está la muerte tras la maldición y la vida con la bendición… Escoge pues, la vida, para que vivas.

Si aún te encuentras batallando en el laberinto de la amargura y falta de amor...
llegó el día para que sueltes la carga y conozcas el amor de Dios.