N O
TE RINDAS NUNCA
"No nos cansemos, pues, de hacer bien;
porque a su tiempo segaremos, si no
desmayamos."
Gálatas 6:9
Una
vez más, la joven maestra leyó la nota
adjunta a la hermosa planta de hiedra. " Gracias
a las semillas que usted plantó, algún
día seremos como esta hermosa planta. Le
agradecemos todo lo que ha hecho por
nosotras. Gracias por invertir tiempo en
nuestras vidas."
Una amplia sonrisa iluminó el rostro de
la maestra mientras por sus mejillas
corrían lágrimas de agradecimiento. Como
el único leproso que manifestó gratitud
hacia Jesús cuando fue sanado, las
chicas a quienes les había dado clase en
la escuela dominical, se acordaban de
agradecer a su maestra. La planta de
hiedra representaba un regalo de amor.
Durante meses la maestra regó fielmente
la planta en crecimiento. Cada vez que
la miraba, recordaba a esas jóvenes
especiales y eso la animaba a seguir
enseñando.
Pero al cabo de un año, algo sucedió.
Las hojas comenzaron a ponerse amarillas
y a caerse; todas, menos una. Pensó en
deshacerse de la hiedra, pero decidió
seguir regándola y fertilizándola. Un
día, al pasar por la cocina, la maestra
vio que la planta tenía un brote nuevo.
Unos días después, apareció otra hoja, y
luego otra más. En pocos meses, la
hiedra estaba otra vez convirtiéndose en
una hermosa planta.
Henry Drummond dice: "No pienses que no
pasa nada, simplemente, porque no ves el
crecimiento, o no escuchas el zumbido de
los motores. Las grandes cosas crecen
silenciosamente."
Hay pocas alegrías más grandes que la
bendición de invertir fielmente amor y
tiempo en las vidas de otras personas.
Nunca, nunca te des por vencido!
CAMINANDO EN EL HUERTO
"Y oyeron al Señor Dios que se paseaba
en el huerto."
Génesis 3:8
Para
Cecilia no era común dormir hasta tarde,
ni siquiera durante las vacaciones ya
que se había criado en una granja. Pero
muy de vez en cuando, su madre dejaba a
sus hijos dormir hasta tarde. En una de
esas raras ocasiones, a Cecilia la
despertó el agradable olor y el ruido
que hacía su madre al preparar el
delicioso desayuno familiar. el aroma de
la tocineta, llenaba toda la casa, y se
oia el ruido que se hace al cocinar. El
aroma del pan recién horneado también
ayudaba a que los niños despertaran.
Una mañana de verano, la casa estaba en
silencio, los hermanos de Cecilia
estaban durmiendo y de la cocina no
venía ningún ruido ni había ningún olor
que indicara que se estaba preparando el
desayuno. Cecilia vio que la puerta de
atrás estaba abierta, y sin hacer ruido,
salió al jardín, donde estaba su madre
con mucho ánimo, quitando la maleza del
huerto. La escena se desarrollaba ante
sus ojos como si estuviera envuelta en
un mullido manto mientras veía a su
madre caminar por el huerto.
Adán y Eva vivieron en el único huerto
perfecto. Ellos disfrutaban de
condiciones perfectas en la naturaleza.
A diario, caminaban por el huerto y
hablaban con el Señor cara a cara. Adán
y Eva escuchaban el ruido que hacía Dios
al caminar en el huerto cuando se
acercaba a ellos. En su espíritu, la
mamá de Cecilia debe haber conocido la
dulzura de la presencia de Dios al
caminar en su huerto temprano en la
mañana. Antes que las demandas del día
ocuparan sus manos y su mente,
sabiamente ella elegía las horas
tempranas de la mañana para caminar con
Dios en el huerto.
LA
TENSIÓN Y LA SERENIDAD
"Despedida la multitud, subió al monte a
orar aparte; y cuando
llegó la noche, estaba allí solo." Mateo
14:23
"Linda,"
le dijo la menuda empleada del
supermercado a una señora, "todas las
personas que conozco dicen que están
agotadas". Respiró profundamente, se
sacó de la cara un mechón de cabello
castaño que le tapaba los ojos azules, y
siguió cobrando la mercancía.
La tensión se ha convertido en algo muy
común, sobre todo en la última década.
En algún momento de la vida, a todos nos
abruman las muchas cosas que tenemos que
hacer y las tendencias perfeccionistas.
En el artículo "Confesiones de un adicto
al trabajo" el psiquiatra Paul Meier
escribió:
"Habiendo crecido con una sobredosis de
ética laboral evangélica, fui un alumno
sobresaliente que, de alguna manera, me
extralimitaba...Era un adicto al trabajo
de primera clase y estaba orgulloso de
mí mismo. Creía que eso era lo que Dios
quería de mí."
Pero después, con la ayuda de algunos
amigos, la convicción del Espíritu Santo
y la enseñanza bíblica, el Dr. Meier
estableció nuevas prioridades. En su
lista figuraba primero:
"Conocer a Dios personalmente."
Hizo la siguiente observación: "Aprendí
a aceptar que vivo en un mundo
imperfecto. No tengo que tratar de
suplir todas las necesidades de mis
semejantes. Aprendí a confiar en Dios en
vez de salir a auxiliar al mundo. De
todas maneras, Él va a hacer el trabajo
mucho mejor."
También Jesús debe de haberse sentido
exhausto por las exigencias que recaían
sobre su persona. Cuando se fue a orar a
solas, nos dio un significativo ejemplo
que debemos seguir todos los días.
"Querido Padre celestial, ayúdame a que
la serenidad sea una prioridad en mi
vida, sin importar la hora del día. En
todo momento, puedo venir solo al huerto
y escuchar tu voz."
JARDINES SECRETOS
"Esta tierra que era asolada ha venido a
ser como huerto del Edén."
Ezequiel 36:35
La
obra "El jardín secreto", escrita por
Frances Hodgson Burnett, ilustra de
manera hermosa el poder de la bondad y
la fe. Collin, el hijo adolescente de un
padre rico, que sufre por no poder
reponerse de la muerte de su esposa, es
un joven inválido, exigente y egoísta.
Al principio, Collin rechaza la amistad
de Mary, su prima. Cuando la joven Mary
descubre la llave de un jardín secreto
en la casa de su tío, también ella abre
una puerta secreta que alegra su propio
corazón. Inmediatamente se pone a
trabajar para restablecer la belleza y
el encanto perdido en el jardín.
Poco a poco, Mary persuade a Collin a
que, paso a paso, deje su egoísmo y
trate de sanarse. Finalmente, prevalece
su tenaz insistencia y Collin pasa
tiempo afuera, restaurando el jardín que
con tanta dedicación había plantado y
cuidado su madre. El jovencito volvió a
cobrar ánimo y se le fue la tristeza y
la amargura del corazón. El trabajo en
el jardín lo ayudó a sanar, no solo en
el cuerpo y espíritu, sino en la
relación distante con su padre.
Los jardines que no se cuidan durante
años, producen espinas que ahogan la
vida y ocultan la belleza. Pero, al
quitar los escombros del pasado y abrir
camino en esos jardines descuidados,
descubrimos algo notable: Hay una vida
dulce y hermosa esperando ser llena de
la divina fragancia del cielo. Alrededor
nuestro hay "jardines" que esperan ser
descubiertos, y están en nuestra casa,
en el vecindario, en la escuela, en el
trabajo. Se nos ha dado la llave, y no
es un secreto cuáles son los jardines
que podemos ayudar a hermosear al
compartir el amor de Dios con los demás.
El Pequeño y el Grande
David
era un pastorcito que se enfrentó a Goliat, el gigante
filisteo. Su enorme oponente estaba armado y bien preparado
para el combate. Goliat había participado en muchas batallas.
Era guerrero y por lo general, confiaba en su altura y
ferocidad para ganar las batallas antes que se sacaran las
armas. Era el símbolo filisteo de la fuerza física.
Risas burlonas
se oyeron por el campo de batalla cuando ese poderoso y enorme
guerrero se enfrentó al jovencito. ¿Cómo era posible?
Seguramente que Goliat lo vencería. Era el más fuerte y el
mejor entre los filisteos.
¿Qué traía
David a la batalla? Era un muchacho sin preparación para la
guerra y no sabía usar armas. No contaba con posibilidad
alguna. Era demasiado joven por lo que su gente esperaba otro
desastre.
Mientras Goliat
se burlaba de Dios, David adoraba al Señor. Goliat festejaba
su segura victoria; David le pedía a Dios un milagro. Goliat
confiaba en su tamaño y en su fuerza; David, aunque pequeño,
confiaba en Alguien mucho más grande y poderoso. Una piedrecita acabó con el
gigante. Aquel que se creía grande, fuerte e invencible fue
humillado por un chico joven, débil, sin experiencia en la
guerra y desarmado. Así obra Dios y así respalda a los que en
Él confían.
Por miles de
años, las pequeñas semillas plantadas en la oscura y fría
tierra han dado fruto, han hecho crecer altos árboles y han
dado variedad de flores. La fe siembra una semilla y espera la
cosecha. David arrojó una piedrecita y alcanzó la victoria por
la fe y confianza depositada en Aquél que nunca le había
fallado, el Todopoderoso Dios.
"Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores
por medio de Aquél que nos amó." Romanos 8:37
Pie Deforme
P hillip
Carey, un huérfano y el principal personaje en la novela de
Of Human Bondage,
nació con un pie deforme. Debido a su deformidad, cuando era
niño, sus compañeros de clase se burlaban de él y lo excluian
de sus juegos.
En una escena
conmovedora, el joven Phillip se convence de que si ora
intensamente, Dios le sanará el pie. Sueña despierto durante
horas con la reacción de sus compañeros cuando lo vean llegar
a la escuela con el pie sano. Se ve a sí mismo corriendo más
rápido que el más veloz de sus compañeros, y se siente feliz
imaginando la cara de asombro de sus atormentadores. Al final,
se va a dormir esperando ver, cuando despierte a la mañana
siguiente, su pie completamente sanado. Pero el día siguiente
se presenta sin cambio alguno. Su pie seguía deforme.
Aunque esta fue
una de las tantas desilusiones en la vida del joven Phillip,
fue un punto de cambio importante en su aprendizaje para
afrontar las duras realidades de la vida. Fundamentado en una
fortaleza interior que desconocía tener, se dio cuenta de que
la deformidad de su pie no iba a determinar su destino, pero
la forma en que respondiera a ella haría toda la diferencia en
su vida. Si la veía como una deformidad que lo imposibilitaba,
su vida estaría limitada. En cambio, empezó a ver su
incapacidad como un obstáculo para vencer, y no se dejó
abatir.
La vida está llena
de grandes oportunidades que aparecen disfrazadas como
frustraciones muy devastadoras. Para Phillip Carey, era su pie
deforme. Para el apóstol Pablo era un aguijón en la carne. Sea
lo que sea en tu vida que pretenda retarte para impedir que
alcances victorias, no te desesperes, no te desalientes, no
desmayes. Con la ayuda de Dios, tú también puedes cambiar tus
cicatrices en estrellas, y tus impedimentos, en fortalezas.
"Me fue
dado un aguijón en mi carne ..." 2 Corintios 12:7
Los Artículos
que no tienen el
nombre del autor al final del los mismos
fueron tomados del Libro: En el
Jardín con Dios |