No es la religión, es una
Relación de amistad con Dios...
...establecida por medio de
la Fe en su Hijo Jesucristo, lo que liberta, da paz, gozo,
renueva el entendimiento y da vista a los ojos espirituales,
para poder ver y disfrutar las maravillas que tiene el Dios
Soberano para aquellos que le aman.
Nunca
olvidaré aquel día en que, sin saberlo, ni buscarlo, ni
entenderlo, mi corazón se alumbró, dejando atrás mi vieja manera
de vivir, de pensar y de creer, para hacer la entrada triunfal
al mundo de lo, hasta entonces, desconocido, ignorado, y tenido
por misterio indescifrable e inalcanzable, revelado en ese
momento a mi corazón como la única verdad, la que mi alma estaba
esperando con anhelo. Había salido de las tinieblas y comenzaba
a disfrutar de la luz. La mentira y la hipocresía de la
religión, con su tradición, doctrinas de hombres y verdades a
medias se desvanecieron cuando conocí al Amigo hasta entonces
ignorado... Jesús, Admirable Príncipe de Paz.
En ese
instante pude ver la diferencia entre la religión y lo que ésta
ofrece y la relación que nació de la Fe, el Amor y la Confianza
en el Salvador de mi alma., mi deleite y mi Amigo Fiel.
La
religión no cambia el Corazón...
Jesús
comparó a los fariseos religiosos con un grupo de lavadores de
platos que limpian la parte de afuera de la taza y dejan lo de
adentro sucio.
El
sabía que una persona puede cambiar su imagen sin que su
interior cambie. (Mateo 23:1-3) Sabía que las credenciales y las
ceremonias religiosas no pueden cambiar el corazón. Dijo a
Nicodemo, uno de los hombres más religiosos de su época, que a
menos que “nazca de nuevo” por el Espíritu, no puede ver el
reino de los cielos (Juan 3:3).
Sin embargo, desde ese momento hasta el día de hoy, muchas de
las personas más religiosas del mundo siguen olvidando que,
aunque la religión considera las apariencias, sólo Cristo puede
cambiar el corazón. Y es que, por buena que se considere una
persona a sí misma, por más buenas obras que realice, por mucho
que asista a la iglesia,
por
más conocimiento que haya adquirido,
por muchas bendiciones que haya recibido de parte de Dios... si
no se arrepiente de sus pecados y recibe el perdón de Dios
por
la fe en Jesucristo, jamás verá
a Dios. Reconozca
cada cual
la
necesidad de un cambio.
No
basta el convencimiento;
hay que vivir la experiencia de
la conversión. No es con el intelecto que se cree para justicia,
sino….
con el corazón.
“Esta
es la vida eterna: que te conozcan a Ti, el único Dios
verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado." Juan 17:3
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