El mejor regalo
Jaimito se levantó en la mañana como de costumbre, pero en vez de
prepararse para ir a la escuela, fue a la cocina donde estaba su
mamá, muy gozoso y tarareando la música de Cumpleaños Feliz.
-¿Quién cumple años hoy, Jaimito? Debe ser alguien a quien aprecias
demasiado para estar tan regocijado.
-Oh, sí. Es una persona que amo mucho y le tengo el mejor regalo.
Hoy cumple años mi maestra y para hacerla bien feliz en su día he
decidido… quedarme en casa.
Despiste
-Papá, Papá… en la escuela me dicen que soy un despistado… pero
mañana vas a ir conmigo para que les digas que los despistados son
ellos. ¿Verdad, Papá, que yo siempre patino en la pista?
-Niño, yo no soy tu papá… tu casa está a dos cuadras de aquí.
Los Mentirosos
El pastor, en el culto del domingo dice:
-Hermanos, hoy vamos a hablar de la mentira y de los mentirosos.
¿Cuántos de ustedes saben lo que dice el capítulo 32 de San Lucas?
Todo el mundo levanta la mano.
-Como el evangelio de Lucas sólo tiene 24 capítulos, pueden pasar al
altar a arrepentirse, pues, los mentirosos no entrarán al reino de
los cielos.
El amor y el interés…
-Papá, ¿no te había dicho que eres el mejor papá del mundo? De
verdad, de verdad, no hay otro como tú. Papito, ¿me regalas un
Iphone?
-Me complacen tus elogios, hijo, pero… ¿Cómo te va en los
estudios???
-¡Qué hermoso día, verdad, Papá!
No sé
Estaban dos niños, cada uno con un trompo, y uno le dice al otro:
-A ver, baila el trompo. -Y el otro le contesta:
- No sabo. -El otro le dice:
- No se dice “no sabo” se dice “no sepo”.
En ese momento, una señora que escuchaba la conversación de los
niños, les dice:
No se dice no sabo ni no sepo.
Los niños le preguntan:- Entonces, ¿Cómo se dice?
La señora les contesta: - No sé.
Los niños, asombrados, le dicen: - Entonces, ¿por qué nos corrige?
Oración sincera
Mientras iba de camino a McDonald´s con mi hijo de cinco años, vimos
un carro accidentado. Normalmente, en nuestra familia, cuando vemos
algo terrible como lo ocurrido, oramos por las personas envueltas en
el accidente. Entonces le dije a mi hijo, - “Carlitos, vamos a orar
por ellos.”
Desde el asiento trasero oí a Carlitos hablando muy seriamente con
Dios, -“Dios, tengo mucha hambre, por favor, no dejes que esos
carros bloqueen la entrada a McDonald's.”
Aprendiendo de Papá
Un padre y su hijo salieron un día a pescar. Estando ya en su
barquito, el niño sintió curiosidad por el mundo que le rodeaba, y
comenzó a hacerle preguntas a su padre.
-
“Papá, ¿qué hace flotar nuestra barca?” Su papá le contestó,
-“Pues, no estoy seguro.”
Al rato, el niño miró a su papá y le pregunta,
-“Papá, ¿cómo respiran los peces bajo el agua?” Una vez más su papá
le contestó,
-“Bueno hijo, la verdad es que no estoy seguro.”
Más tarde el niño vuelve y pregunta,
-“Papá, ¿por qué es azul el cielo?”
- “Caramba, hijo, no estoy seguro.” , le contestó su papá.
Después de unos momentos de silencio, el niño pregunta,
-
“Papá, ¿te molesta que te haga tantas preguntas?” Contesta su papá,
-“Claro que no, hijo, preguntando es que se aprende.”
Ahora sabe
Un niño de 6 años llegó llorando hasta donde estaba su mamá pues su
hermanita le había halado el pelo.
-No te enfades, -le dijo su mamá. –Tu hermanita no sabe que halar el
pelo duele.
Un momento después, al escucharse más llanto, la mamá salió a
investigar qué pasaba. En esta ocasión es la chiquita la que está
llorando sin consuelo. Su hermano dice…
-Ahora ella sabe.
Ladrando al árbol equivocado
John, quien se ha distinguido por su simpática manera de ser, se
despertó una mañana a las 4:00 al timbrar su teléfono.
-Los ladridos de su perro no me dejan dormir, le dijo una voz
airada.
John le dio las gracias al hombre que llamaba y muy cortésmente le
pidió su nombre y número de teléfono antes de enganchar. A la mañana
siguiente exactamente a las 4:00 AM, John devolvió la llamada a su
vecino.
-Buenos días, Sr. Pérez. Le llamo solamente para decirle que yo no
tengo ningún perro.
A toda prisa
En un viaje de compras a la ciudad, un granjero compró un
rompecabezas de 24 piezas. Estuvo armándolo todas las noches durante
dos semanas. Finalmente terminó su obra.
-Mira lo que hice, Pedro, -le dijo muy orgulloso a un vecino que le
visitaba.
-Estupendo, Willie. ¿Cuánto tiempo te tomó completarlo?
-Oh, casi nada, le dijo Willie. Mira la caja. Dice: -De dos a cuatro
años.
¡Cuánta necedad!
Durante un día de entrevistas de trabajo un gerente encontró
a dos de los entrevistados bastante torpes. Le dio a cada uno de
ellos una tarea.
Después de las entrevistas los dos hombres se encontraron
en una
pizzería
para
comparar
sus
notas.
- ¡Oye, qué gerente más necio! -exclamó el ignorante número
uno-. Imagínate, me dio un billete de cinco dólares y luego me dijo
que fuera a comprarle un Porsche. ¡El tonto no me dijo de qué color
lo quería!
- Espera a que te cuente lo que hizo conmigo -replicó el
ignorante número dos. -La entrevista se llevó a cabo en la sala de
conferencias, y escucha lo que me dijo: “Ve hasta mi oficina, y
fíjate si estoy allí, si no estoy vuelve y dímelo". ¡Qué imbécil!
Había un teléfono en la sala de conferencias. Pudo haber llamado a
su oficina para ver si estaba allí. ¡No debió haberme enviado a ver!
¿Le parecería que soy idiota? El muy menso…
El número uno
sacudió la cabeza con tristeza.
- Me alegraré si no obtengo ese trabajo. ¿Quién quiere
trabajar para un idiota como ese?
- Te comprendo -dijo
su compañero.
Volviéndose a
la mesera, el primer hombre pidió una pizza con salami.
- ¿Le gustaría
que se la cortara en ocho o seis porciones?
- Mejor en seis
-replicó el segundo hombre- después de esa experiencia con un
mediocre no tenemos tanta hambre como para comer ocho.
¡Es Grave!
Al
contestar el teléfono de su casa, un médico oye a un colega decir:
- Nos falta una cuarta persona para un juego de poker.
-¡Voy
para allá inmediatamente! -responde, y cuelga.
Mientras
se pone la camisa a prisa, su esposa le pregunta:
-¿Es
grave?
-Mucho -le dice él muy serio-. de hecho, otros tres médicos
ya están allí.
Calorías
Un hombre fue con su hijita a la tienda para comprar lo que le había
encargado su esposa. No sólo compraron todo lo que estaba en la
lista cuidadosamente preparada, sino que también regresaron a casa
con un paquete de galletas forradas de azúcar.
-“¿Por qué compraste esas galletas?”
Preguntó la esposa. -Sabes que no son buenas para la salud.”
-“Oh, no te preocupes, mi amor, esas tienen una tercera parte menos
calorías de lo normal,” –respondiö su esposo.
La esposa buscó y buscó por todo el paquete y no encontró donde
decía tal cosa. –“Y qué te hace pensar eso?” –le preguntó.
-“Es que… nos comimos la tercera parte de camino a casa.”
Después lo arman
-Mamá, ¿cómo nacen los bebés? –Pregunta un niñito a su mamá.
La mamá, sorprendida por la curiosidad de su hijo, le contesta:
-Mira hijito, primero sale la cabeza, después salen los brazos,
después sale el cuerpecito, y al final los pies.
El niño se queda pensativo y luego responde: -¡ahhh! ¿y después lo
arman?
Mi vida, mi cielo
Una pareja de ancianitos llega a un restaurante. El viejecito
llenaba a la ancianita de atenciones, y se dirigía a ella con
palabras de inmenso cariño:
-Ven, mi vida… siéntate, mi cielo. ¿Estás a gusto, reina? ¿Qué
quieres pedir, mi ángel? El camarero observaba aquello y estaba
impresionado. Poco después la viejecita se levantó de la mesa para
ir al baño. El camarero, sin poder contenerse, encara al ancianito y
le pregunta:
-Perdone usted la indiscreción, ¿cuántos años llevan ustedes de
casados?
-Estamos celebrando 65 años de matrimonio.
-¡Caramba, señor! –dice el camarero, -¡Estoy conmovido! 65 años de
casados, y con cuánto amor le dice usted: ‘Mi vida’… ‘Mi cielo”… ‘Mi
reina’… ‘Mi ángel’… El viejecito le pide al camarero que se acerque
y con voz tenue le responde:
-Es que ya no me acuerdo cómo se llama…
El león más feroz
Un sábado llegó un circo a la ciudad de Monterrey. Toda la mañana se
prepararon, y en la tarde empezaron a anunciarlo por la ciudad:
- ¡Señores y señoras, vengan a ver el león más feroz del mundo por
sólo 50 pesos!
A la hora de la función nadie llegaba, por lo que el dueño decidió
bajar el precio y decía:
- ¡Vengan a ver al león más feroz nunca antes visto por sólo 30
pesos!
Pero nadie llegaba, Siguió bajando el precio,
- ¡Vengan a ver al león más feroz por sólo 20 pesos!
Nadie llegaba, y bajó el precio a 10 pesos, y nada, hasta que al
final dijo:
- Pasen a ver el león más feroz, ¡gratis!
Se llenó la carpa que casi se reventaba, y el señor puso estacas
alrededor de la carpa y después dijo:
- A 200 pesos la salida porque, ¡vamos a soltar al león!
Cirugía estética
Una francesa obsesionada por verse bien, se hace estirar todo: la
nariz, la piel de la cara, etc. Finalmente, el cirujano le pregunta:
- ¿Desea algo más señora?
- Sí; quisiera tener los ojos más grandes y expresivos.
- Nada más fácil, señora,- respondió el médico; – “enfermera, traiga
la cuenta, por favor”.
Cuidado
Un pastor vio a un grupo de niños que hablaban alrededor de un
perrito que se habían encontrado perdido. “¿Qué hacéis, muchachos?”
preguntó el pastor. “Diciendo mentiras,” contestó uno de los niños.
“El que diga la mentira más grande se queda con el perrito.” El
pastor le dijo, “Cuando yo tenía vuestra edad, jamás pensé en decir
una mentira.” Los niños se miraron los unos a los otros y muy
tristes finalmente dijeron, “Creo que el pastor se ganó el perro.”
Cuando
Dios manda
Una señora muy pobre llamó por teléfono a un programa cristiano de
radio pidiendo ayuda.
Amargado, un personaje malévolo muy conocido que oía el programa,
empezó a maquinar para burlarse de ella. Consiguió su dirección,
llamó a sus aliados y les ordenó que compraran alimentos y se los
llevaran a la mujer con la siguiente instrucción:
“Cuando
ella
pregunte
quien mandó estos alimentos ustedes le van a responder que fue
Amargado, el personaje siniestro.”
Cuando llegaron a la casa, la mujer los recibió con gran alegría y
entonando un cántico de alabanza al Señor, comenzó a guardar los
alimentos que le llevaron los compinches del malvado hombre.
Al ver ellos que la mujer no preguntaba quien se los había enviado,
le dijeron: -Señora, pero, ¿no quiere saber quién le envió todos
esos alimentos?
La mujer, en la simplicidad de la fe y riéndose llena de gozo,
respondió:
-No, mis hijos, no es necesario. Cuando Dios manda, ¡hasta el diablo
obedece!
El mono no es tonto
En un parque zoológico, un joven dándose aire de ser algo, estaba
cerca de la jaula de los monos fumándose un cigarrillo, cuando se le
ocurrió la idea de dar un cigarro a uno de los monos. Preguntó a un
guardia si le haría mal.
-Ni lo mas mínimo –contestó el guardia –porque no lo tocaría para
nada. El mono no es tan tonto como algunos piensan. El hombre es el
único animal que fuma…
No había razón
Una madre se sorprendió al ver a su hijito de 6 años vendándose un
dedo.
-Me di un golpe con el martillo, explicó el niño.
-Eres muy valiente, -dijo la mamá, puesto que no has llorado.
-Pensé que no valía la pena, -dijo el niño –pues tú estabas lejos y
no podías oirme.
El camino más corto
Un
creyente que viajaba en tren, comenzó a hablar acerca de Cristo a
uno de sus acompañantes quien, burlonamente, le preguntó por el
camino más corto al infierno. La respuesta no se hizo esperar:
-Abra usted esa puerta, arrójese por ella, y bien pronto se
encontrará
allí.
Pero
recuerde
una
cosa: en el infierno usted dejará de ser incrédulo, porque allí
todos creen. “Los demonios creen y tiemblan.” Santiago 2:19. Así
que, si se resiste a creer ahora, empiece a temblar…
Pepito el travieso
El pequeño Pepe era muy travieso. Cuando cometía alguna travesura
acostumbraba echarle la culpa a otro. En una ocasión era tan
probada su culpa que su padre lo sentenció a 25 azotes. El niño
espantado viendo que no había escapatoria, chillaba a más no poder:
-Papa, Papá, no es justo que me pegues a mí solamente, no es justo…
¿Si te digo que alguien me obligó le castigarías a él?
-Por supuesto, dime quién fue y dónde se encuentra el que se atrevió
a inducirte a hacer tal barbaridad.
-Pues… fue el diablo y… lo encuentras por ahí suelto.
-Mira, atrevido, al diablo lo castigará Dios algún día, pero tú… los
25 los tienes hoy, así que… dobla…
Cómo llegar al cielo
Cierto predicador cuenta que un día llegó a un pueblito a dar el
sermón de la ocasión en una iglesia. Necesitando enviar una carta,
le preguntó a un niño que se encontró en el camino, cómo podía
llegar a la oficina de correos. El niño le indicó dónde era, y el
predicador, después de darle las gracias, le dijo:
-“Si vas a la Iglesia esta noche, me vas a escuchar decirle a todos
cómo llegar al cielo.”
-No creo que vaya, señor –le dijo el niño. Si usted ni siquiera sabe
cómo llegar al correo…
Donde
termina la libertad
Un
joven salió corriendo de un edificio a la calle, proclamando a voz
en cuello las glorias de su libertad recién adquirida. Agitando
locamente los brazos,
sin
querer, golpeó a un anciano en la nariz quien, al perder el balance,
cayó estrepitosamente al suelo. El anciano tambaleándose, se
levantó, le puso la mano sobre el hombro al joven y le dijo:
-Escúcheme, mi joven amigo, su libertad es cosa magnífica, no cabe
la menor duda; pero recuerde bien esto: su libertad termina donde mi
nariz comienza.
Pesimista
Se le preguntó a cierta mujer que se consideraba muy agraciada
aunque había enviudado joven, por qué no se había vuelto a casar.
Sin inmutarse enseguida ella respondió:
-¿Y para qué necesito un hombre? Tengo un perro que gruñe, un loro
que maldice, una estufa que echa humo, y un gato que se queda fuera
por las noches. Creo que un hombre en la casa estaría de más.
Estoy
debajo, mamá
Un niño fue enviado a la escuela por su buena madre, muy limpio y
aseado. Cuando volvió estaba lleno de barro por alguna trifulca con
sus compañeros.
-¡Muchacho… -le gritó su madre- no entres a mi casa, no sé quién
eres, no te conozco!...
¿Cómo te llamas, extraño ser?... a ver.
-¡Mamá, si soy yo tu Manolito! Es que, es que,
estoy
debajo
del barro, mamá.
Mi dueño
Un anciano cristiano conversaba con un conocido, ateo e irreverente,
quien según su costumbre, lanzaba juramentos y maldiciones contra
el diablo y contra otras personas. Por fin, en su palabrería se
atrevió a mencionar el nombre de Dios.
-¡Alto ahí! Mi amigo, -le dijo el anciano cristiano. Te he permitido
todas las libertades con las cosas tuyas y con tu propio amo, pero
no te voy a tolerar en manera alguna que toques el mío.
¡Qué
brillante!
Un
doctor, un
abogado,
un
pastor
y
un
niñito salieron un domingo por la tarde a dar un paseo en un avión
privado. De
súbito
el avión comenzó a tener problemas en el motor.
A pesar
de los esfuerzos del piloto por controlar la aeronave esta comenzó a
descender. Finalmente el piloto, asustado, agarró un paracaídas, le
gritó a los pasajeros que era mejor que saltaran y se tiró.
Desafortunadamente, sólo quedaban 3 paracaídas. El doctor
cogió
uno y
dijo: -“Como soy doctor y salvo vidas, yo debo vivir,” y saltó.
El
abogado entonces dijo: -“Como soy abogado y los abogados son la
gente más brillante del mundo, yo merezco vivir.” Agarró un
paracaídas y se tiró.
El
pastor miró al niño y le dijo: -“Hijo, yo he vivido una vida larga y
plena; tú eres joven y tienes una vida entera por delante. Toma el
último paracaídas y vive en paz.”
El niñito, sintiéndose muy importante, le
devolvió el paracaídas al pastor y le dijo: -“No se preocupe,
Pastor, que Dios no lo ha abandonado. El hombre más brillante del
mundo acaba de saltar con mi mochila.”
Cómo empiezan las
guerras
Un niño preguntó a su papá: -Papá, ¿cómo empiezan
las guerras?
El padre, por no decir que no lo sabía, contestó:
-Bueno, pues... verás. Tomemos como ejemplo la Primera Guerra
Mundial. Todo empezó porque Alemania invadió a Bélgica.
Aquí le interrumpió su esposa.
-Di la verdad. Empezó porque alguien mató a un príncipe.
El padre, con aire de superioridad y algo enfurecido, gritó:
-Bueno, aquí en esta casa, ¿quién contesta la pregunta, tú o yo?
La esposa, igualmente enfurecida, se le quedó
mirando y con aires de reina ofendida, salió dando un portazo que
hizo temblar los cristales de toda la casa. A eso le siguió un
silencio embarazoso, después de lo cual el padre reanudó el relato.
Pero el niño le cortó, diciendo:
-No te molestes, papá, ahora ya sé cómo empiezan las guerras.