Nueva Construcción El apóstol Pablo, en su carta a los Gálatas, hace un llamado para que andemos en el Espíritu y no satisfagamos los deseos de la carne. El llamado es para aquel que ha reconocido que era un empedernido y perdido pecador y que el amor de Dios, manifestado en la sangre de Jesús pudo limpiarlo de tal condición, trayéndolo de las tinieblas a la luz. Puedes estar en uno de dos lados: 1. perdido en tus delitos y pecados o 2. haber aceptado a Jesús como tu Salvador. Si eres de los primeros, la única alternativa para no ir al infierno eterno es arrepentirte de todos tus pecados y aceptar al Carpintero, Jesús, como tu Salvador. Si ya lo hiciste, las palabras de Pablo son para tí. Las obras de la carne son obscuridad, satisfacción a tu yo y rechazo a las cosas de Dios. Si en tu vida diaria practicas: adulterio, fornicación, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, envidias, pleitos, celos, iras, contiendas, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; eres un carnal y estás en grave riesgo de terminar como aquellos que no han aceptado el mensaje de salvación. Si por el contrario, es el fruto del Espíritu lo que se manfiesta en tu mente y con tus hechos, estás en una magnífica relación con Dios. El amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre y templanza, manifiestan y hacen ver los frutos del Espíritu en tu vida, dando testimonio de que verdaderamente has nacido de nuevo. En la existencia de todo hombre y de toda mujer tienen que darse dos nacimientos: El día que salimos del vientre de nuestra madre, nacemos por primera vez, físicamente; y el día que aceptamos a Jesús como nuestro Salvador, creyendo en Él de corazón, se da el segundo nacimiento, el cual es de carácter espiritual y que trae como resultado cosas nuevas llevándose las viejas. Si naciste nuevamente en Cristo Jesús, tendrás una vida eterna llena de paz y gozo con Él. Dios desea que nazcas nuevamente y que tu vida sea un andar en el Espíritu, mostrando a todos que verdaderamente eres hijo suyo, por medio de Jesucristo. Si lo haces, no te arrepentirás y alcanzarás el reino de Dios. Permite que el Carpintero te construya de nuevo. |
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