Cuando Adán y Eva pecaron contra Dios, se rompió la comunión perfecta que existía entre ellos. El resultado fue que las relaciones con Dios se afectaran negativamente. Desde ese momento comenzaron los conflictos entre padres e hijos, esposos, hermanos, en fin, en toda relación inter-personal, ya que el que no está bien con Dios no puede estar bien con sus semejantes.

La historia ha demostrado que esto es una realidad. Se han creado y diseñado formas para reconciliar entre sí a los individuos y, de esa necesidad, entre otras, surgen los trabajadores sociales, los psicólogos, y consejeros, así como formas, sistemas y programas para resolver la problemática, consecuencia de estos conflictos existentes entre los seres humanos. Mediante estas alternativas se ha tratado pero ha sido imposible cumplir su propósito. Solo el perdón dado por Dios sana el alma, lo cual resulta en un restablecimiento de las relaciones conforme al plan divino.

Ante este caos, Dios elaboró su plan perfecto, a través del cual restableció la comunión que inicialmente existía entre Él y el hombre. A esos efectos, envió a su Hijo Jesús, el Carpintero de Galilea, para que el hombre, mediante un arrepentimiento sincero, aceptara su perdón, se reconciliara con Él y comenzara una vida nueva.

Aquellos que se humillan, se arrepienten y reciben el perdón de Dios, recibirán la paz que ningún sistema humano les ha podido restablecer. Como beneficio y bendición especial, podrán pedir perdón, perdonar y hacer así la paz con los demás.

Acepta el perdón de Dios como el más valioso regalo, significado de una verdadera Navidad, y podrás disfrutar como nunca antes de la época más hermosa del año, la cual se extenderá durante el resto de tu vida. ¡Felicidades!