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El
Señor es mi luz y mi salvación;
¿de quién temeré?
El Señor es la fortaleza de mi vida,
¿de quién he de atemorizarme?
Cuando
se juntaron contra mí los malignos,
mis angustiadores y mis enemigos, para comer
mis carnes ellos tropezaron y cayeron.
Aunque
un ejército acampe contra mí,
no temerá mi corazón; aunque contra mí
se levante guerra, yo estaré confiado.
Una
cosa he demandado al Señor, ésta buscaré;
Que esté yo en la casa del Señor
todos los días de mi vida, para contemplar
la hermosura del Señor,
y para inquirir en su templo.
Porque
El me esconderá en su tabernáculo
en el día del mal; me ocultará
en lo reservado de su morada;
sobre una roca me pondrá en alto.
Luego
levantará mi cabeza sobre mis enemigos
que me rodean, y yo sacrificaré
en su tabernáculo sacrificios de júbilo;
cantaré y entonaré alabanzas al Señor.
SALMO
27:1-6
Nadie está exento de sentir temor en algún
momento de su vida, eso es parte de la naturaleza humana. Pero
si te detienes a analizar la causa, llegarás a la conclusión de
que no hay razón para alimentar tal sentimiento si has
encomendado tu vida al Señor. Si
Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros? Si el Dios del
cielo y tierra, el Creador de todo lo creado, es tu fortaleza y
tu escudo, no tienes por qué temer.
En el día que te quiera asaltar el temor, confía en Dios, y
confiesa Su palabra: "En el día que temo, yo en Tí confío. En
Dios alabaré su palabra; en Dios he confiado; no temeré; ¿qué
puede hacerme el hombre?" (Sal.56:3-4) |
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