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Nuestras
cartas sois vosotros, escritas en nuestros
corazones, conocidas y leídas por todos los hombres;
siendo manifiesto que sois cartas de Cristo expedida
por nosotros, escrita no con tinta, sino con el Espíritu
del Dios vivo; no en tablas de piedra, sino en
tablas
de carne del corazón.
Y
tal confianza tenemos mediante Cristo para con Dios;
no que seamos competentes por nosotros mismos
para
pensar algo como de nosotros mismos, sino que nuestra
competencia proviene de Dios.
Porque
Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese
la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones,
para
iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz
de Jesucristo.
2
CORINTIOS 3:2-5,4:6
¡Cuánto
nos ansiamos al ver que sigue pasando el tiempo, y aquellos a
quienes queremos ganar para el Señor siguen tan duros de
corazón como en el principio! Llega la tristeza, el desánimo, malestar,
indiferencia, y en algunos, hasta enojo. Nos cansamos
de intentar las diferentes formas planificadas para alcanzarles.
¿Sabes qué? No hay nada que impacte más a un inconverso que
un testimonio puro y transparente y no hay nada más eficaz para
disipar las tinieblas que el diablo ha puesto en su derredor que
la oración en el Espíritu y el ayuno. Tira tus propias armas y
echa mano de la armadura de Dios y verás cómo cambia el
panorama. Siembra la semilla, pelea la buena batalla en las
rodillas, y deja el resultado al Señor. Persevera con paciencia
en acción de gracias y dale toda la gloria a Dios. |
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más personas serán edificadas.
Gracias. ¡Dios te bendiga!
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