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Y
vió la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era
agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la
sabiduría; y tomó de su fruto, y comió; y dio también a su
marido, el cual comió así como ella.
Entonces
fueron abiertos los ojos de ambos, y conocieron que estaban
desnudos; entonces cosieron hojas de higuera, y se hicieron
delantales.
Y
Jehová Dios hizo al hombre y a su mujer túnicas de pieles, y los vistió.
GÉNESIS
3:6-7,21
¿Te
ha sucedido a tí, que cuando pecas, siempre que te sea posible,
buscas la manera de cubrir tu desnudez con hojas de higuera? Si
sabiendo que hiciste mal, tratas de justificar tu falta, no con
la sangre de Cristo, sino con tus propias razones o excusas para
tranquilizar tu conciencia, te estás cosiendo tu propio
delantal así como hicieron Adán y Eva. A éstos Dios los
confrontó con su pobre condición, los despojó de la ineficaz
e inservible vestimenta confeccionada por ellos mismos y los
cubrió con túnicas de pieles de animales sacrificados,
enseñándoles la gran lección de que SOLO con sangre se hace
remisión para los pecados. ¿Cuánto más poder que la sangre de
esos animales tiene la sangre de Cristo que fue derramada para
limpiar tus pecados? "He
aquí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo"
(Juan 1:29) "Si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y
justo para perdonarnos, y limpiarnos de toda maldad" (1Juan
1:9) Dile adiós a las hojas de higuera; deja de cubrirte a ti
mismo y vístete de
Jesucristo. |
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más personas serán edificadas.
Gracias. ¡Dios te bendiga!
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