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Te
amo, oh Señor, fortaleza mía. Señor, Roca mía
y castillo mío, y mi libertador, en Él confiaré; mi
escudo, y la fuerza de mi salvación, mi alto refugio.
Me
asaltaron en el día de mi quebranto, mas
el Señor fue mi apoyo. Me sacó a lugar
espacioso; me libró porque se agradó de mí.
El
Señor me ha premiado conforme a mi justicia;
conforme a la limpieza de mis manos me ha
recompensado.
Porque
yo he guardado los caminos
del Señor, y no me aparté impíamente de mi Dios.
Contigo
desbarataré ejércitos, y con mi Dios
asaltaré muros.
Viva
el Señor y bendita sea mi Roca,
y enaltecido sea el Dios de mi salvación.
SALMO
18:1-2,18-21,29,46
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Si
eres hijo de Dios, en el Señor está tu victoria, porque
todo aquél que ha nacido de Dios vence al mundo. Si vives
haciendo Su voluntad, creyendo en su palabra y confiando
en Él, ten la certeza de que, en todas tus batallas, el
triunfo está asegurado. El Señor recompensa a aquellos que
le buscan y no retroceden, sino que permanecen firmes
esperando en sus promesas. ¿Quieres agradar a Dios y ser
tú más que vencedor? "Esta es la victoria que ha vencido
al mundo, nuestra FE" (1 Juan 5:4) |
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